¡Alláh … marosca !
¡Alláh…pipeta!
¿Quién entiende a las mujeres?
Cita musulmana
atribuida al Profeta islámico
Mahoma Chista
I
Nada hay más irracional
que una fémina celosa,
ni una nube tormentosa
ni el más crudo temporal.
Porque los celos son sal
sobre una herida sangrante,
que va empeorando el talante
cuanto más terreno apura,
doliendo mientras supura,
sin amainar un instante.
II
Yo declaro con certeza
y sin reparos, que aquí:
Ninguno alega por sí,
ni modera la cabeza
cuando algún celo le empieza
a taladrar el cerebro,
y aunque algunos (como Pedro)
lo puedan negar tres veces,
muy pronto sabrán con creces
que nadie enfrena ese medro.
III
¡Hondo el pesar que me agravia!
oficiando de voyeur
y protestando por ver
cómo zafo de la rabia.
¿Y vos? Fresquito y en Babia,
puesto a cazar mariposas
metiéndolas en tu choza
¡haciendo el galán y el pavo!
sin medir el menoscabo
que me causan esas cosas.
IV
En fin, es más de lo mismo,
pero no menos tortuoso,
porque el mal, cuando es añoso,
va agigantando su abismo.
Y en mi amor no hay egoísmo
pero hay celos desbocados,
ya que el peor de mis pecados
no es ¨no haber sido feliz¨.
¡Es dejar que ella en un tris
te coma en cuatro bocados!
V
Sin embargo a esa chirusa
no he apuntado mi fusil,
ni disparado un misil
justo al medio de la trusa.
Y aunque ésto te suene a excusa,
patraña o vil cobardía,
me mueve una simpatía
extraña hacia su persona,
porque está en la misma lona
que quien firma esta herejía.
VI
Y colijo que es ¨gauchita¨,
sufre casi como yo,
y si acaso te ama, no
debo juzgarla en su cuita.
Seguramente la irrita
verte con otra flirteando,
y andará necesitando
de una hermana que la escuche
y el piso no le serruche
por andarte disputando.
VII
Y quizás también te adora
(¡No como yo, por supuesto!)
pero puesto en claro ésto,
digamos que a esa señora
y a mí, nos dará la hora
de compartir un diván
terapéutico al que van
las mujeres cuyo nombre
se despeña tras de un hombre
que da piedra en vez de pan.
VIII
¿Y el trofeo por quererte?
También lo compartiremos,
de plata y oro : DOS REMOS,
en mérito a padecerte.
Y desde aquí hasta la muerte
(dos hembras con pertinacia)
nos unirá la desgracia;
será bandera, hermandad,
buen símbolo de amistad
y la mejor verbigracia.
IX
Y a la Derecha del Padre
nos sentaremos un día,
para escribirte poesía,
celándote con desmadre,
aunque al propio Dios taladre
la paciencia si le insisten
que amores así se visten
sólo con mantas virtuosas,
pues las que nacen celosas
¡ni cuando mueren! desisten.
X
Nada hay más irracional
que una fémina celosa,
ni una nube tormentosa,
ni el más crudo temporal.