Se vieron una tarde del futuro
urdida entre el destino y el azar.
Fingieron no advertirse y sin hablar
siguieron su camino con apuro.
Los dos llevaban a alguien de la mano,
un bolso de recuerdos escondido
y un As de Corazones decidido
a no dilapidar latido en vano.
Negando lo gozado y lo sufrido,
pensaron de una vez y sin cuidado:
Él, que ella ¡por fin! lo había olvidado
y ella, que él ¡jamás! la había querido.
Saber si fue un error aquel supuesto
nos ha sido vedado, por supuesto…