UNA REVOLUCIÓN

De un insurrecto espíritu provienen:
la majestad del viento, el ancho río, 
la luz del sol con tanto poderío
y la gaviota que a su par se aviene.

La infinitud del mar a nuestros ojos, 
la terquedad azul de la montaña
y el oro blanco que al trigal se apaña, 
como al ocaso se adhieren los rojos. 

Tal vez de espíritu tan insurgente, 
también descienda este Amor que percibo, 
con su especial muestrario de adjetivos: 
terco, profano, indócil, reincidente.

Quizás de análoga cuestión resulte, 
que la raíz más grande, más se oculte...

para salvarse, amor,

P A R A S A L V A R S E