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DOS CONJUGACIONES DEL PRETÉRITO


Los mates con jengibre y las tardes de sol en Rosario, me recuerdan a mi madre.
Extremadamente dulces esos mates, pero yo no me quejaba, porque era el único extremo en el que ella era militante.
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En los primeros años de la Facultad, pasábamos horas estudiando Lingüística y Filosofía antes de mis exámenes.
Ella se apasionaba con entusiasmo casi infantil, y yo le seguía el ritmo como podía.
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Entre Saussure y Benveniste, y Kant y Nietzsche, me contaba que se había enamorado de un gaucho romano flojo de papeles.
¡ Amor omnia vincit !
Yo creía que aquello era más poesía que amor, aunque varios años después supe que esas dos abstracciones son lo mismo.
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Me decía que no me tomara tan en serio el mundo. En general y en particular.
Declaraba con orgullo que era rubia por elección y poeta por vocación.
Y llorábamos más de emoción que de tristeza.
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Ella hablaba de Metafísica y yo de alimentación saludable.
Nunca pude desalentar su sanguinaria inclinación por las hamburguesas con tocino.
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Me contagió la devoción por Borges.
Me repetía que “Ya todo está. Los miles de reflejos, que entre los dos crepúsculos del día, tu rostro fue dejando en los espejos y los que irá dejando todavía…"
Creo que tenía razón.
A veces, cuando sonrío, veo su rostro en los espejos.
Quizás desde algún lugar sin relojes ni rejas, esté leyendo estas líneas.
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Me legó una valentía desmesurada que siempre rayó con la locura
y el oficio de ser obstinadamente feliz.

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POEMA REDUNDANTE

¨Es mejor ser rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras¨ William Shakespeare Mule City,  25 de junio de 1612 ______________________  I ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué más podría escribir que todo lo que te he escrito…? ¿...? Va casi un lustro, y es claro que no se ha inventado el río capaz de apagar el fuego, cuando ese fuego es divino. Que no hay tormenta ni obstáculo, pantano, muralla, sismo que logre desenraizar la fibra de este amor mío. Un árbol que mal nació intrincado y retorcido, no siempre amaina su fuerza por haber errado el tino; al contrario, más se prende, multiplicando los bríos y extendiendo sus raíces a niveles infinitos. II ¿Qué más debiera decir que ya no te hubiera dicho? ¿Qué podría sorprenderte…? ¡Con todo lo que te he escrito! ¿...? No he escatimado recursos, imágenes, cartas,  libros, sitios web, redes sociales, para mostrarte con signos, mi franca moción de entrega, mi volcán de desatinos, mi corazón en bandeja...